La pasada noche del 12 al 13 de
diciembre organizamos una ruta nocturna con los chicos y chicas del
ciclo formativo "Técnico en Conducción de Actividades Físico
Deportivas en la Naturaleza (TECO)", del IES Trevenque de La
Zubia.
Aprovechando la lluvia de estrellas de
las Gemínidas (la última del año), subimos a la Silleta del Padul
(1524 m.) para poder disfrutar de la noche en la montaña, contemplar
las estrellas fugaces y las constelaciones invernales.
Comenzando la ruta |
Salimos de El Padul sobre las 22.00 de
la noche, atravesando el pueblo y subiendo por el Sendero del Padre
Ferrer. Al llegar al mirador junto a la cantera tuvo lugar la primera
explicación astronómica sobre el fenómeno de las Gemínidas
(resultado del paso del cometa Faetón), y sobre las constelaciones
que podíamos contemplar desde nuestra posición en esta época del
año, su dinámica, así como los diferentes relatos mitológicos que
les acompañan. Tuvimos oportunidad de comprobar el efecto de la
contaminación lumínica en la observación astronómica.
A continuación rodeamos la cantera,
adentrándonos en un frondoso pinar de repoblación. En poco tiempo
teníamos los ojos acostumbrados a la oscuridad (lo que se conoce
como midriasis), y avanzábamos perfectamente sin necesidad de
linternas ni luces adicionales. La subida, continua aunque no muy
dura, nos hizo olvidarnos del frío y aligerarnos de ropa.
Durante la explicación astronómica |
Llegamos a Piedra Ventana y en poco
tiempo alcanzamos el punto geodésico de la Silleta, donde paramos
para comer, hacer una foto de grupo y volver a abrigarnos para evitar
el enfriamiento antes de iniciar la bajada. Antes de iniciar el
descenso un grupo de alumnos nos obsequió con una representación de
algunas escenas de la mitología egipcia relacionadas con la bóveda
celeste.
En el punto geodésico |
Descendimos por la
parte de Dílar, donde la vereda desemboca en el cortijo del Manar.
Desde allí tomamos un carril, donde hicimos otra parada para
recordar lo aprendido sobre el cielo estrellado y aportar elementos
nuevos. Una vereda que nos salía a la izquierda nos llevó
descendiendo a la Cruz de la Atalaya (1242 m.), desde donde nos
desviamos ligeramente para asomarnos al mirador del Padre Ferrer, con
unas vistas impresionantes de la iluminación del área metropolitana
de Granada.
Volviendo
a la Cruz de la Atalaya, bajamos por una vereda zigzagueante a la
vista de El Padul, desembocando finalmente en el inicio de nuestra
ruta.
A
pesar de que el cielo estaba parcialmente cubierto por nubosidad en
ciertos momentos, la lluvia de estrellas no nos defraudó y tuvimos
oportunidad de contar varias decenas a lo largo de la noche.
La Cruz de la Atalaya |
Queremos
agradecer la participación de los futuros TECOS, el apoyo y la colaboración de nuestros compañeros Jose
Miguel y Álvaro, y como no, muy especialmente del profesor Javier Fernández,
al que desde aquí enviamos un afectuoso saludo.
Os animamos a estar atentos a los próximos eventos astronómicos, y a disfrutarlos con nosotros en las montañas granadinas.